Los animales se
alimentan de otros seres vivos. Eso es lo que hemos aprendido en la
escuela. El que los animales seamos heterótrofos
es decir que comamos otros seres vivos, nos obliga a buscar el
alimento con “el sudor de nuestra frente”. Pero hay animales que
desafían esta maldición bíblica: un pequeño gusano, Olavius
algarvensis, no tiene sistema digestivo. Todo lo que necesita
para vivir se lo proporcionan unas bacterias que viven debajo de su
piel.
Dicho así podría
parecer la típica curiosidad de las ciencias naturales. Pero… ¿Por
qué estudiar a un gusano sin aparato digestivo? ¿No hay cosas que
investigar más útiles? Vista desde fuera la ciencia parece como
una actividad para gente muy inteligente y muy rara. “Mejor
tenerlos ocupados en algo”, que podría decir algún
humorista.
Olavius algarvensis, no tiene sistema digestivo. Todo lo que necesita para vivir se lo proporcionan unas bacterias que viven debajo de su piel |
La investigación
sobre Olavius algarvensis se ha llevado en el Instituto Max
Planck para la Microbiología Marina en Bremen, y la Universidad de
Greifswald, ambas instituciones en Alemania, junto con colegas en ese
país y en Estados Unidos e Italia. Gracias a ellos sabemos que este
gusano se alimenta sin tubo digestivo gracias a unas bacterias que
tiene bajo la piel y que generan la energía que necesita el gusano
utilizando monóxido de carbono (que es el gas que se produce en la
mala combustión de los braseros y que mata sin que te des cuenta)
como fuente de carbono y para oxidar a un compuesto llamado sulfuro
de hidrógeno y que es también altamente venenoso. El sulfuro de
hidrógeno “arde” con el monóxido de carbono liberando energía,
lo mismo que la cera de una vela arde quemando oxígeno.
La simbiosis, es
decir una relación en que el gusano ayuda a las bacterias y éstas
ayudan al gusano, permite que este gusano sea una especie de líquen
con capacidad de desplazarse. En los líquenes, un hongo sirve de
soporte a unas bacterias cianofíceas que son capaces de hacer la
fotosíntesis y que alimentan al hongo. En el caso del gusano, las
bacterias en vez de obtener la energía del Sol, la obtienen de
compuestos químicos venenosos que hacen difícil la vida. El gusano
como obtiene de sus bacterias el alimento con el paso del tiempo la
especie ha evolucionado y carece de boca, estómago, intestino.
Pero eso esto no es todo. El gusano carece de aparato excretor como han comprobado Nicole Dubilier, Manuel Kleiner, Thomas Schweder y los demás autores del estudio. Las bacterias de Olavius algarvensis también se encargan de reciclar aquellas moléculas de deshecho del gusano que aún tienen algo de energía. Unas auténticas maestras del reciclaje.
Todo muy interesante pero ¿Para qué sirve saber todo esto? ¡Ah! ¿Qué no lo sabéis? Si queréis que os lo cuente seguir leyendo.
Cuando Darwin
descubre el porqué si llega un vulgar pinzón a unas islas
volcánicas sin otros pájaros, y cada isla tiene un tipo de alimento
mayoritario, al cabo de los siglos en cada isla se habrá
seleccionado un tipo de pinzón adaptado al tipo de comida que existe
en esa isla. Si en la isla hay muchos mosquitos, el pinzón tendrá
un pico fino, como las pinzas de un relojero, si hay semillas grandes
tendrá un pico grande y robusto. El descubrimiento de la selección
de los más adaptados ha tenido un peso brutal en nuestra
civilización. La selección natural ha sido la validación biológica
de los sistemas económicos basados en la competencia. Lo mismo que
la selección natural elimina a aquellos individuos que no están
bien adaptados a un ecosistema favoreciendo la mayor reproducción de
los más adaptados, en economía la “Mano
invisible del mercado” hace que el mercado se regule al
eliminar a los ineficientes y permitiendo la expansión de los más
válidos en ese sistema.
Cuando se estudia
simbiosis no es porque el gusano sea simplemente un organismo
maravilloso, se hace para saber si hay otros mecanismos de
organización social, si los mecanismos cooperativos (en oposición a
los mecanismos competitivos) son también capaces de crear orden y
estructuras sociales estables.
Sabemos que hay
muchas asociaciones simbióticas que funcionan muy bien. Un caso
típico son las leguminosas,
que son las plantas que dan los frijoles, las habas… Estas plantas
no necesitan abono porque son capaces de captar el nitrógeno del
aire, bueno, ellas no, sino unas bacterias que viven en sus raíces.
La planta le da nutrientes a las bacterias y las bacterias le dan
nitrógeno a las plantas. Lo que no sabemos es porqué este tipo de
asociaciones funcionan. No sabemos el mecanismo por el que se forman.
No tenemos el ejemplo de los pinzones de las islas Galápagos que nos
permiten entender cómo funciona la selección natural. No estamos
capacitados para entender la lógica de la cooperación, del
altruísmo.
¿Hay conflicto
entre las bacterias y el gusano? ¿Es una coexistencia armónica?…
buscamos en la naturaleza la respuesta a nuestras preguntas como
seres humanos: ¿Es posible la cooperación armónica? O por el
contrario ¿Es necesario la exclusión, el conflicto, la guerra?
Existen más gusanos simbióticos con bacterias, por ejemplo el gusano plano Paracatenula que también ha perdido boca y tubo digestivo. Su energía la obtiene a través de una bacteria, Riegeria galateiae, que también oxida el sulfuro a sulfato. La bacteria vive en todo el cuerpo del gusano y se transmite de padres a hijos como cualquier otro grupo de genes. Y aquí surge otra pregunta apasionante también relacionada en cómo nos relacionamos los seres humanos.
¿Por qué parecen estar bacterias Riegeria galateiae vivir armónicamente con su gusano hospedador? ¿Por qué no explotar al gusano, exprimirlo y de ahí escapar una vez exhausto para buscar nuevas víctimas? Lo que sabemos de Riegeria galateiae es que viven en su gusano y que se transmite de padres a hijos, como uno más de la familia, es más, lo hijos necesitan de esa unión con la bacteria para poder vivir.
Juan recibe de un hechicero dos semillas y dos consejos: que horneara una de la semillas hasta que se torne roja y luego que se la comiera, así no tendría hambre por un año; y que siembre la otra semilla y la cuide, pues para el otoño le daría dos semillas mágicas. Juan hizo exactamente lo que el hechicero le indicó y vivió de esa manera varios años. Un año decide guardar las dos semillas y sembrarlas. De esa manera al año siguiente Juan tuvo cuatro semillas, se comió una y sembró las otras tres, al año siguiente, tuvo seis semillas, se comió una y sembró las cinco. Al año siguiente tuvo 10 semillas y pensó en vender algunas... de manera que Juan empezó a ser rico, al menos más rico que sus vecinos. Fueron pasando las estaciones, los años, conoce a Alicia, tienen un niño. Su fortuna crece exponencialmente… |
Desde un punto científico Toby Kiers de la Universidad de Vrije y Stuart West de Oxford han publicado las pruebas existentes de nuevas especies generadas por simbiosis originadas a partir de la asociación de dos especies ya existentes. Su conclusión es que la Evolución usa otros caminos basados menos en la competición y más en la cooperación. Los eventos simbióticos son poco frecuentes pero cuando ocurren producen avances sorprendentes como lo ha sido la célula eucariota (el tipo de célula que tenemos los animales, las plantas y los hongos) producida a partir de simbiosis de bacterias.
El cuento "Las semillas mágicas" es un cuento imperfecto porque no tiene un mensaje, una conclusión final. Este es también el punto en el que nos encontramos con respecto a entender los mecanismos de cooperación entre especies. Intuimos que ahí puede estar pasando algo, pero nos falta esa imagen de los pinzones de las islas Galápagos que nos permiten entender perfectamente cual es el mecanismo que hace, mediante competencia, que las especies evolucionen.
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