jueves, 9 de febrero de 2012


El periodista científico español Javier Sampedro.

El tratamiento informativo de la crisis de los pepinos ha despertado también la curiosidad de uno de los mejores periodistas científicos de este país, Javier Sampedro. Sampedro es lo que tiene que ser un periodista científico y es ser periodista y científico. ¿Qué fácil verdad?. Es algo de lo que no se enteran los que únicamente son periodistas y los profesores de másteres de periodismo científico. Unas cuantas generalidades sobre física, matemáticas o biología no te dan el criterio necesario para entender la noticia. No, no y no. Os dejo el párrafo del artículo que ha publicado hoy en El País:

"Cuando estalló la crisis del pepino en la primavera pasada, la E. coli O104:H4 que la causó ya llevaba un año y medio en Alemania. Llegó en diciembre de 2009 como polizonte en un carguero procedente de Egipto. El buque llevaba 15 toneladas de semillas de fenogreco, que se usan como especias en la cocina hindú --son un ingrediente del curry-- y como brotes para ensalada en otras partes. Diez toneladas y media fueron a parar al distribuidor alemán donde solía comprar sus semillas el dueño de una granja que se dedicaba a germinarlas para vender los brotes a las tiendas y los restaurantes. Todo este proceso de distribución duró un año y medio, y por eso el primer caso no se dio hasta mayo de 2011. Ese fue el brote alemán, que causó 4.000 casos de diarrea sangrante con 50 muertes.

Otros 400 kilos fueron a parar a un distribuidor inglés que, por alguna razón, se dedicaba a dividirlos en paquetitos de 50 gramos para vendérselos a los franceses. Por qué hace falta un inglés para hacer eso sigue siendo un misterio, pero el caso es que uno de los paquetitos acabó servido en forma de ensalada de brotes en el menú del 8 de junio de un comedor infantil francés. Eso hizo quedar mal a la Comisión Europea, que justo una semana antes había levantado la alerta sanitaria, pero el brote francés fue mucho más limitado y no hubo ningún muerto.

Todas las E. coli O104:H4 recogidas en Alemania y Francia son idénticas para la epidemiología convencional, pero los datos genómicos recién publicados en PNAS por un consorcio de científicos de Boston, Copenhague y París permiten distinguirlas. Pese a que el brote francés fue mucho menor que el alemán, sus bacterias son algo más diversas: llegan a diferir en 19 letras (de los 5 millones que tiene su genoma), mientras que las alemanas solo llegan a diferir en 2 de ellas.

Los autores deducen que la diversidad venía ya puesta en la bacteria original que llegó de Egipto, y que la rama alemana sufrió algún cuello de botella del que solo se salvaron unas pocas variantes. Creen probable que todo el brote provenga de un solo empleado de la granja alemana que germinaba los brotes. Uno de los empleados fue, de hecho, uno de los primeros casos de diarrea hemorrágica registrados en mayo de aquel año, mientras volaban los pepinos".

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